Dado el incremento de los flujos migratorios provenientes de Centroamérica, el pasado mes de junio de 2019, los Estados Unidos y México acordaron tomar una serie de medidas para reducir los flujos irregulares. Sin embargo, será muy difícil mantener estos esfuerzos de corto plazo, debido a una debilidad institucional crónica y a estructuras de política pública poco planificadas en ambos países. Este comentario ofrece cinco recomendaciones a ambos países considerando soluciones de mediano y largo plazo para disuadir la migración irregular y, al mismo tiempo, garantizar que aquellos que busquen protección tengan un proceso justo.
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